Al día siguiente no murió nadie, no es que Saramago hubiera vuelto, ni que la parca feneciera, sencillamente, nadie quiso morir el día que iba a cambiar el mundo. Uno de enero de 2012...
¿Por qué has escogido a Kamuta? Había mil candidatos mejores antes que ese vividor.
Si, tienes razón y cada uno de ellos traía bajo el brazo una nueva razón para empezar una guerra.
Kamuta llegó a su nuevo despacho a media mañana después de recorrer la ciudad con los ojos abiertos, vio los taxis amarillos, los indigentes, las señoras llevando a los niños al colegio sobre sus enormes coches, alguna discusión de tráfico y ese espacio extraterritorial ocupado por las Naciones Unidas.